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EGOCENTRISMO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Es común observar en niños que se encuentran en edades comprendidas entre los 12 y 24 meses que no quieren compartir sus juguetes o que a todo le dicen “mío” aunque no sea de ellos y esto se debe a una característica particular de esta etapa denominada Egocentrismo.

El egocentrismo es la idea de que todo se mueve alrededor de uno mismo, por tal motivo los niños se sienten el centro del universo, el niño no es capaz de ponerse en los zapatos de los demás. Según Jean Piaget, psicólogo suizo, el egocentrismo es una conducta pasajera..

Si bien esta conducta es mucho más evidente entre los 12 y 24 meses, también es posible encontrarla en niños de hasta 5 años, pero en cada etapa se manifiesta de diferente manera:

De 0 a 2 años, el egocentrismo se da a un nivel físico-motor ya que se encuentra en el periodo sensorio motor según Piaget. Aquí el niño está iniciando el descubrimiento de su propio cuerpo y espera que todo aquello que se encuentra a su alrededor se moldean a él pero se irá dando cuenta que las cosas no se adaptan a él sino que, por el contrario, es él quien se debe acomodar al entorno.

Entre los 2 a 4 años, se habla de un periodo preoperacional, en la cual el egocentrismo se manifiesta a nivel mental (representativo), por tal motivo piensa que los demás piensan como él y no es capaz de comprender otros puntos de vista. Su pensamiento es totalmente subjetivo.

A partir de los 4 años y medio ó 5 años, entramos a un periodo intuitivo, aquí el egocentrismo se produce al tratar de establecer relaciones, ya que el niño aún no tiene bien interiorizadas la noción de tiempo, su pensamiento se mantiene centrado en sí mismo, en sus propias experiencias.

Pasada esta edad el niño logrará un pensamiento más amplio gracias a que el proceso de autoconciencia llega a su fin y por tanto es capaz de descentrarse de sí mismo y ser más objetivo en relación con los demás.

El egocentrismo podemos notarlo en diferentes ámbitos del niño:

El lenguaje, el niño habla en primera persona, ya sea usando el “yo” o su propio nombre, también se observa el uso de monólogos ya sea al estar solo o acompañado. Aquí se dará la jerga infantil, que es la creación de su propio idioma en la que llama a las cosas como él quiere y por tanto sólo él entiende. Finalmente se podrá notar que no hace uso de los convencionalismos sociales (hola, chau, gracias, etc). Su lenguaje es simbólico.

El juego, el niño representa sus vivencias (juego de imitación) el lenguaje está presente en todo momento al igual que el gesto, se le llama “a pesar de que éste tenga reglas, el niño suele incumplirlas o simplemente juega sin conocerlas ya que su único interés es participar y divertirse. No mide las consecuencias de sus actos por ello es común observar que empujan, se chocan o pisan todo aquello que se encuentra a su paso y continúan jugando como si nada hubiese pasado.

Otra forma de juego durante esta etapa del egocentrismo es el juego simbólico en el cual la creatividad está muy presente ya que el niño es capaz de darle múltiples usos a un mismo elemento, finalmente tenemos el juego de roles que a diferencia del juego de imitación se dará en forma grupal y cada jugador representará un personaje distinto pero que interactúan entre ellos.

El dibujo, mediante éste el niño representa la realidad desde su punto de vista, tal como él la percibe. Inicialmente el niño usará trazos libres y los rellenará sin respetar límites ya que su único interés será tener contacto con el material y conocer sus propiedades. Poco a poco sus trazos serán más controlados pudiendo representar con mayores detalles

 

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