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Ingeniero Industrial y de sistemas

Discípulo de Cristo por casi 20 años y ministro por 14 años.

Consultor e Instructor empresarial.

Amante del estudio y la enseñanza de la palabra de Dios.

El Shimchah: La felicidad que viene  por Dios.

 

La felicidad es un elemento central de la vida, es una necesidad indiscutible,  es parte fundamental del diseño de los hijos de Dios. El Todopoderoso creo a la humanidad  para ser feliz; para conquistar su creación, para tener una relación con él, para establecer vínculos con otros seres humanos, para descubrir un propósito y para  vivir en completa plenitud en el corazón.

 

Al ser tan importante la felicidad para la vida, es necesario tener una guía para encontrarla. En ese sentido, resulta interesante mirar la felicidad desde la perspectiva de la cultura hebrea.

 

Los judíos definen la felicidad con el término Shimchah,, el cuál encontramos en 93 ocasiones en el Antiguo Testamento.

 

Shimchah es un estado de completa paz, alegría y profunda plenitud. Es el resultado de una vida a lado de Dios. Es la consecuencia natural de caminar al lado del creador y hacer su voluntad.

 

La escritura nos da claridad de los elementos que involucra:

  • Alegría y regocijo en las ocasiones especiales. Tanto fiestas en honor a Dios, como en celebraciones con familia y amigos. (Zacarías 8:19)
  • Capacidad para disfrutar las pequeñas cosas que producen alegría. No permitir que los problemas roben la capacidad de asombro. (Jonás 4:6)
  • Paz y plenitud por hacer lo correcto conforme a la conciencia y el espíritu. El poder de la vida congruente. (Salmo 97:11)
  • Estado continuo de paz y plenitud por invertir la vida en algo que vale la pena. (Nehemías 12:43)
  • Alegría por el perdón y la redención. El gozo de la conciencia limpia. (Isaías 35:10)

 

El ser humano típicamente responsabiliza a las circunstancias de su felicidad. Hay una sobrevaloración de las cosas externas queprovoca el desenfoque  de lo que verdaderante produce este estado de completa plenitud.

 

Sir Thomas Browne en el siglo XVII escribió: “Yo soy el hombre más feliz con vida. Yo tengo la posibilidad de convertir al pobre en rico, la adversidad en prosperidad y soy mas invencible que Aquiles, la fortuna no ha dejado ningún espacio vulnerable en mi.”

De alguna manera esta afirmación, bastante fuerte y con un buen  toque de soberbia, representa el ideal de la felicidad humana de muchas personas: circunstancias favorables, salud, seguridad y prosperidad.

 

Sin embargo, el ser humano es mortal. Por diseño es frágil y vulnerable. Por más que busque la seguridad total, se vive en incertidumbre y en escenarios que cambian dramáticamente. Pocos, realmetne  muy pocos, gozan de circusntancias verdaderamente extraordinarias, absolutametne favorables y duraderas; y aún así, ni siquiera se puede asegurar que son permanentes.

 

Esto evidencia definitavamente que la felicidad no puede estar ahí. Se necesita algo más seguro que las circunstancias. Algo más profundo que lo que vemos. Algo más duradero que lo material.

 

El Salmo 4:6-8 expresa lo siguiente:

Muchos dicen: "¿Quién nos mostrará la dicha?" ¡Señor, míranos con buenos ojos! Tú has puesto en mi corazón más alegría  (Shimchah) que en quienes tienen trigo y vino en abundancia .

 

David preguntaba sobre su necesidad de dicha en el corazón. “¿Dónde está la felicidad?” Es su clamor y su cuestionamiento. Al elaborar  su pregunta, él sabe la respuesta, ya que la pone inmediátamente después y clama a Dios  por su favor. El sabe que la dicha viene del cielo, viene del Señor, del creador de todo. El reconoce que en su corazón hay más Shimchah que quien tiene cosas de sobra.  El sabe que en su interior hay algo único y que no se encuentra en ningún lugar en la tierra. En pocas palabras,  David reconoce que es más feliz que Sir Thomas Browne.

 

Aquí se  muestra un nivel superior de plenitud, la que es congruente al diseño divino. Hacer la voluntad de Dios produce ese Shimchah. La felicidad no es un fin, sino una consecuencia. Es el resultado de vivir de acuerdo a su palabra, de acuerdo al diseño.

 

La felicidad no tiene que ser una preocupación para ningún cristiano. Se construye con decisiones congruentes a la directriz divina y de vivir en una relación activa, continua y fresca con El.

 

El Salmo 16:11 expresa de forma profunda y contundente  lo siguiente: “Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; (Shemchah) en tu diestra, deleites para siempre.”

 

Una relación íntima  con el creador lleva a experimentar este estado de plenitud y gozo. En su presencia está el Shimchah, por lo tanto buscarlo con intensidad es un imperativo de la vida cristiana.

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